No me gusta el patinaje artístico, es mas, cuando veo que lo ponen en Eurosport siempre cambio rápido el canal, pero he de reconocer que después de ver la película Patinazo a la gloria con Will Ferrell y John Heder, tuve la curiosidad por buscar alguna cosa de patinaje artístico sobre hielo y tras mucho buscar me encontré con esta pareja, que me parecen realmente espectaculares.
La trayectoria de Marina Anissina y Gwendal Peizerat, los actuales campeones olímpicos de danza es, cuanto menos, curiosa. La patinadora, rusa de nacimiento, tuvo como pareja durante toda su etapa junior a su actual rival: Ilia Averbukh.
Con él consiguió dos títulos mundiales, en 1990 y 1992. Su futuro era brillante hasta que el amor se cruzó en el camino de la pareja: Ilia se enamoró perdidamente de una compañera de la selección rusa, Irina Lobacheva –su actual esposa y compañera deportiva-, y dejó a Marina plantada.
Despechada, la rusa pasó seis meses fuera de la competición, hasta que decidió escribir una carta con una proposición deshonesta a dos chicos que había visto con ciertas posibilidades en alguna que otra competición: el canadiense Victor Kraatz y el francés afincado en Lyon Gwendal Peizerat.
Victor nunca contestó a su misiva, pero Gwendal sí lo hizo, y la invitó a su país, aprovechando que su por entonces compañera de danza, Marina Morel, estaba a punto de retirarse por las lesiones.
Dicho y hecho. Marina empaquetó sus cosas y se mudó a Lyon, donde comenzaron a entrenar juntos a pesar de las diferencias que había entre ambos, entre otros el del idioma. Ella, procedente de la fría y clásica escuela rusa, no cuajaba con el estilo elegante y glamouroso del francés... pero en pocos meses consiguieron adaptarse el uno al otro hasta parecer que hubieran estado patinando juntos toda la vida.
Hoy, Marina y Gwendal son una de las parejas más sólidas del circuito, hablan entre ellos en perfecto y fluido francés y ella ya tiene la nacionalidad gala, aunque planea volver a su Rusia natal cuando acabe su carrera deportiva.
Con él consiguió dos títulos mundiales, en 1990 y 1992. Su futuro era brillante hasta que el amor se cruzó en el camino de la pareja: Ilia se enamoró perdidamente de una compañera de la selección rusa, Irina Lobacheva –su actual esposa y compañera deportiva-, y dejó a Marina plantada.
Despechada, la rusa pasó seis meses fuera de la competición, hasta que decidió escribir una carta con una proposición deshonesta a dos chicos que había visto con ciertas posibilidades en alguna que otra competición: el canadiense Victor Kraatz y el francés afincado en Lyon Gwendal Peizerat.
Victor nunca contestó a su misiva, pero Gwendal sí lo hizo, y la invitó a su país, aprovechando que su por entonces compañera de danza, Marina Morel, estaba a punto de retirarse por las lesiones.
Dicho y hecho. Marina empaquetó sus cosas y se mudó a Lyon, donde comenzaron a entrenar juntos a pesar de las diferencias que había entre ambos, entre otros el del idioma. Ella, procedente de la fría y clásica escuela rusa, no cuajaba con el estilo elegante y glamouroso del francés... pero en pocos meses consiguieron adaptarse el uno al otro hasta parecer que hubieran estado patinando juntos toda la vida.
Hoy, Marina y Gwendal son una de las parejas más sólidas del circuito, hablan entre ellos en perfecto y fluido francés y ella ya tiene la nacionalidad gala, aunque planea volver a su Rusia natal cuando acabe su carrera deportiva.
Y para que veáis de que son capaces y por que, a pesar de no gustarme el patinaje, esta pareja me hace disfrutar, os pongo dos videos de sendas actuaciones.
1 comentario:
Se retiraron en 2002!!!!
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